Intrépido andarín escapa de volcán en erupción.
Traten de imaginarse la siguiente secuencia:
15 de abril de 2010. 8:30 am. Londres.
Llego al aeropuerto de Heathrow tras un par de horas de vuelo desde mi querida Barcelona. Emocionado por todo lo que prometía mi viaje hasta California.
Tenía sólo dos horas para hacer el cambio de avión (lo que para un aeropuerto de estas dimensiones es poco). De hecho, para cualquiera que quiera viajar y usar Londres como puerto de tránsito, le recomiendo siempre tener al menos dos horas para hacer los trámites. Siempre hay colas enormes en seguridad y las distancias entre las terminales pueden consumir buen tiempo de viaje.
En fin, conforme me apresuro hacia mi puerta de embarque noto que la gente está un poco alterada. Viajeros confusos buscando información en las pantallas de salidas de vuelos. Las cuales empezaban a parpadear con letras rojas. Yo les di poca importancia al principio, habiendo confirmado que mi vuelo estaba a tiempo para abordar. Conforme me acerco a uno de los controles de seguridad, veo en otras pantallas una imágenes de chimeneas de humo gigantes.
Sigo sin darles mucha importancia. Algún documental de la BBC sobre desastres naturales, probablemente. A mí qué más me daba, estaba a punto de cruzar el atlántico para establecer el récord personal de haber pisado cuatro continentes en un mes. Nada me podía estresar en este momento.
Excepto un volcán en erupción, por supuesto.
Justo al llegar adonde el oficial veo unas filas gigantes de pasajeros asediando a los oficiales con preguntas mientras estos trataban de explicar algo. Llegué justo al final de una de las explicaciones que un funcionario del aeropuerto daba a la gente. Parecían como esos círculos que se forman alrededor de los artistas o cuenta cuentos en las plazas. Sólo que lo que estaban contando nadie lo quería escuchar ni creer.
Al ver que se disipaba uno de esos grupos y la gente se volvía hacia mí con caras de incredulidad absoluta, le pido al cuenta cuentos aeroportuario que si me podía decir cuál era el problema. Ahí ya me estaba inquietando un poco, pensando que me hablarían de algún estado de alerta terrorista o algo más propio de la paranoia de nuestros días.
Nunca en mi vida, ni bajo el efecto de la droga más potente, hubiera imaginado la respuesta de antiguo testamento que iba a escuchar:
Estamos cancelando todos los vuelos a partir de las once de la mañana –dijo en su acento londinense- se dirige una nube de ceniza volcánica hacia Londres.
Supongo que no es necesario que les explique qué fue lo que pasó con esa explosión volcánica porque no hay noticiero que no haya hablado de ello: El desorden de espacio aéreo más importante desde los ataques a las torres gemelas en 2001. Y créanme que experimentar ese nivel de desastre en un aeropuerto de ese calibre es impresionante. Hagan ckick aquí en caso de no haber visto ninguna noticia al respecto.
Igualmente, a mi lo único que me importaba era saber si mi vuelo iba a poder salir. El hombre dijo que cancelaban todo a partir de las 11 y mi vuelo salía a as 10:30.
¿Un volcán en Islandia???? ¿Me están jodiendo?
A mi esto no me podía estar pasando.
Por suerte, fuimos uno de los últimos vuelos autorizados para salir del espacio aéreo europeo ese día.
En mi cerebro aventurero, obviamente, me gusta imaginar que mientras mi aeronave despegaba era perseguida sin piedad por esa nube de ceniza apocalíptica. Y que, como en las películas, los cientos de pasajeros que íbamos en el cilindro metálico aplaudimos en cuanto vimos de nuevo el cielo azul desde nuestras ventanas. Algo más o menos así:
Claramente esto último es todo producto de mi imaginación, pero así se lo pienso contar a las futuras generaciones.
Tags: 2012 movie aeropuerto airport apocalipsis armagedón fin del mundo heathrow london londres Travel travel writing viajes volcaninc eruption

2 Comments
Qué maravilla, mi amor!!!! Qué experiencias más lindas has tenido para tu crecimiento personal!!!!Me siento muy orgullosa!!!!
Un besote!!!
Bravooooo!!!!!
muuucha imaginación! y muy divertida!